Entrada sin clasificar 18/03/10

Bueno, tengo que admitirlo, quizas me gusta un poco la soledad, pero no esa de querer mandar todo a la cresta y quedarme narcisamente conmigo mismo, sino que necesitaba estarlo. Aclarar dudas..confundirme en la penumbra de la noche, para que los primeros rayos de sol en la mañana, depejara aquellos demonios que me juegan malas pasadas. Mi casa estaba invadida... bueno...digamos que funcionaba de albergue provisiorio mientras mi hermana encontraba casa, ya que la suya propia, el terremoto se la despojo. Era entendible, no se podia hacer nada contra ello. Solo habia que ceder espacio, ese que te pertenecia, tenias que compartirlo. No se uds. pero mi metro cuadrado es tan vital como el aire. Pasaron los dias...el alborto y la incomodidad no las generaba ella ni los suyos, sino que situaciones externas que me hacian ceder mas aun mi espacio, reduciendo este a quizas la minima expresion. Como se comporta un animal, al cual se le a enjaulado?? Lo primero que intenta es querer salir -(lo pensé...pero senti que no era lo correcto). Luego de darse cuenta que es un malgasto de energias seguir peleando por intentar escapar, este se sume en una especie de autoreclusion casi catatonica, en donde se extrae del presente, dejandose llevar por pensamientos de cuando el era libre, dejando así un envase vacio, un vestigio de lo que se fue...reaccionando solo como piloto automatico. Pero cuando pasa la temporada de claustro, y éste vuelve a su habitad, al comienzo no la cree, pero poco a poco sale de su estado de inmersion y corre gustoso por lo que alguna vez habia sido su habitat y que ahora nuevamente vuelve a serlo. Pero que pasa con esta criatura que se siente gustoso por estar con ese espacio re-otorgado, si este esta en peligro de reducirse nuevamente, bueno la criatura salta con uñas y dientes a defenderlo-